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DESPUÉS DE 50 AÑOS

El voto femenino y las nuevas demandas de las mujeres.
Pese a la importancia que tuvo el hecho de que el 3 de julio de 1955 las mujeres mexicanas acudieran por primera vez a las urnas a emitir su voto para renovar el Congreso de la Unión, se considera que es hasta los años setenta, cuando en realidad empezaron a ejercer sus derechos ciudadanos, ya que en el mundo se daba una revolución ideológica y política, como consecuencia de la filosofía de la liberación femenina.
En ese periodo se construyó el concepto de género como categoría de análisis para entender y explicar los mecanismos de inequidad, a partir de lo cual se abrió la posibilidad de avanzar en la conquista de su contraparte: la equidad, lo que en la práctica sembró la semilla de la democracia.
El sufragio femenino además de que significa un avance en el reconocimiento de la igualdad política de las mujeres, significa también que cada mujer pueda decidir sobre su vida.
Sin embargo hay un hecho muy importante que queda fuera del control tanto de las mujeres como de otras instancias decisorias: el voto femenino es determinante en los procesos electorales.
Las proyecciones demográficas ponen de manifiesto que el potencial electoral femenino en México, es y seguirá siendo considerable. Lo anterior obedece a que a pesar de que nacen más hombres que mujeres, éstas sobreviven en mayor número. Para los procesos electorales de 2012 y 2018, la población femenina se situará alrededor de 40.3 y 44.5, mientras que la masculina ascenderá solamente a 34.0 y 42.7 millones respectivamente.
De tal manera que las políticas públicas orientadas a mejorar la condición social de las mujeres y los logros alcanzados en los años por venir, podrían incidir en las pautas de participación y las preferencias políticas de este sector de la población, dado el grado de conciencia que como electoras y como ciudadanas han alcanzado.
En el estado de Puebla el índice de feminidad de la población es muy semejante al del país, quizá aumentado en las zonas rurales, por la todavía mayoritaria migración masculina.
La violencia genérica en contra de las mujeres en el ámbito familiar y organizacional y las necesidades de los hogares con jefaturas femeninas, son apenas dos líneas de acción gubernamental que determinarían dicha participación electoral y sobre todo el sentido de la misma.
Aunque en México, las primeras manifestaciones importantes en busca del voto femenino se pueden ubicar entre 1884 y 1887, cuando por primera vez en Las violetas de Anáhuac, una revista femenina fundada, dirigida y nutrida por mujeres, mantenía una campaña con tal propósito, a más de cien años de esto, y con las necesidades de equidad entre los géneros como perspectiva, falta mucho por lograr en la reivindicación de los derechos de las mujeres mexicanas y poblanas



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